Todo el mundo desea invertir cuando los mercados suben, pero lo que sube, baja.. (alguna vez)
- Sobrereaccionar: Invertir cuando el mercado sube resulta sencillo. O al menos la barrera psicológica para dar el salto de ahorrador a inversor es más baja. Lo complicado es mover el ahorro con el viento en contra. Los inversores a largo plazo no deben sobrerreaccionar ante los movimientos a corto plazo del mercado; es fácil vender después de una gran caída, pero cuando el mercado ya ha descontado gran parte del impacto del activo financiero.
- Mirar al corto plazo: El rendimiento de una inversión rara vez es inmediato y el dinero necesita tiempo para dar sus frutos en forma de retornos positivos. El largo plazo (un horizonte de alrededor de 10 años) es el mejor antídoto y el más fiel escudero del mencionado interés compuesto.
- Poner todo el dinero en el mismo lugar: Da lo mismo que sea en el plano del ahorro (una cuenta corriente, un depósito para asegurar el dinero sin encajar pérdidas) o en el de la inversión. Un único lugar para el dinero es sinónimo de riesgo. Por eso, los expertos siempre recomiendan diversificar, no se debe contemplar solo por activos, sino también por geografía: invertir en diferentes países es sinónimo de disminuir el riesgo.
- No analizar todas las opciones el mercado: Si no sabemos, busquemos alguien que lo haga por nosotros antes y nos lo explique, antes de invertir o de contratar un producto, es fundamental informarse, entenderlo y contrastar sus características.
- Entrar demasiado tarde, sea burbuja inmobiliaria, sea moneda cryptomoneda, un fondo o una acción que está en máximos
- No valorar lo suficiente las comisiones y gastos que conlleva el producto. Lo importante no es el rendimiento bruto sino el neto.
- Asumir un perfil de riesgo equivocado, ajustar la inversión a nuestro es esencial para dormir con tranquilidad. Optar por un perfil de riesgo superior al tipo de inversor que uno se siente (por ejemplo conservador), generará sentimientos de temor en momentos de volatilidad alta en los mercados. Al contrario, una persona con menos aversión al riesgo que invierte en productos conservadores, sentirá poca satisfacción al ver rentabilidades más discretas en su cuenta corriente.